Fundamentación y Objetivos

Seminario
En las fronteras de América Latina. Siglo XIX y XX.
Problemas y avances historiográficos.
(2° cuatrimestre de 2013)
Profesora a cargo
Lic. Carla G. Manara

Fundamentación de la propuesta
A partir del proceso independentista los gobiernos de las nuevas repúblicas latinoamericanas debieron enfrentar reiterados y continuos conflictos fronterizos en los deficientes límites impuestos por los virreinatos. La fragmentación del sistema político administrativo colonial estableció nuevas fronteras, nuevos actores hegemónicos y generó diversos conflictos interestatales. La herencia colonial supo plantear sucesivas disputas entre los estados-nación en construcción cuyas crecientes ansias expansionistas derivaron en una multiplicidad de situaciones emergentes a lo largo de todo el siglo XIX y XX.

Los espacios de frontera se convirtieron en áreas de confrontación y motivaron guerras, acciones diplomáticas, estrategias defensivas, negociaciones y arbitrajes por parte de los gobiernos que pretendían imponer su visión de soberanía territorial. Sin embargo, y al mismo tiempo, las áreas de frontera eran –y siguen siéndolo- centros de intensa movilidad e interacción social, cuya dinámica histórico-regional, cultural y simbólica se ha visto afectada por el avance de los estados expansionistas, siendo este uno de los aspectos menos atendidos por la historiografía. En este sentido, los límites políticos dividieron regiones preexistentes aunque, por lo general, no lograron erradicar pautas culturales ni vínculos sociales de larga data, poniendo así de manifiesto continuidades desde los siglos coloniales hasta tiempos contemporáneos.
En ciertas regiones las pugnas entre países vecinos por cuestiones de fronteras han sido más drásticas y prolongadas, como muestran los casos de la Patagonia, la costa del Pacífico norte, la región del Chaco, la Amazonía, el norte de México y Chiapas. Más allá de las semejanzas y de las particularidades que ofrecen los casos en estudio, es cada vez más evidente la necesidad de centrar la atención en los espacios fronterizos así como en los actores sociales ligados a ellos, más aún si observamos que esta problemática sigue siendo una de las principales variables de las políticas estatales.

En relación a la temática propuesta siguen prevaleciendo explicaciones tradicionales y arbitrarias fundamentadas en el paradigma del Estado-Nación y en cierta lectura positivista vigente en la historiografía de mayor circulación. El predominio de relatos contados desde los centros de poder ha hecho de las fronteras una cuestión marginal o secundaria que requiere ser revisada. De igual modo, las historias nacionales han tendido a minimizar la relevancia histórica de los espacios fronterizos y a construir estereotipos relativos a los sujetos que la caracterizan. Pese a ello, algunos de los viejos esquemas interpretativos han comenzado a ceder frente a los intentos de revisión y de resignificación dados en los últimos años. Hoy existen nuevas propuestas teóricas y metodológicas que posibilitan otras miradas al respecto. En tal sentido, el horizonte del historiador se ha ampliado tanto como se ha complejizado.

En la actualidad, el estudio de las fronteras como espacios sociales dinámicos resulta particularmente significativo para comprender mejor las derivaciones que tuvo el proceso post-independentista más allá de los centros hegemónicos y de las versiones oficiales al respecto. A su vez, esta temática adquiere mayor connotación en torno a otros problemas del debate historiográfico de los cuales ha estado tradicionalmente desconectada. Desde esta perspectiva, abordar las fronteras en su sentido más amplio permite reformular, ampliar y complementar los debates acerca de la formación de los estados modernos, el post-colonialismo, la modernización, los movimientos sociales de resistencia, la regionalización,la globalización, los conflictos étnicos, las supervivencias culturales, entre otros.

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